Letras Pablo Ojeda
Dictando la guerra a los sentidos
naufraga la voz del poeta
la alarma de emergencia:
todo está por venir.
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Disculpen si no me equivoco,
también soy herida
toda búsqueda es dolor de crecimiento
es fe laica distinguida.
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Ir, perderse,
volver a otro punto, volver a perderse,
probar
encontrar…
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Un par de señuelos despistan a las palabras
las hacen blancas en mercado blanco
estrellas del sin fin
supervivencia como gloria de la nada.
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Pero otras nacen trémulas
calientes en los labios rosados
y frías en el papel,
frías como asesino experimentado.
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Duele lo que tenemos oculto
duele lo que nos ocultan
duele lo que nos ocultamos
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para no desenvainar.
La poesía debe ser espada de las almas
incitarlas al delirio
invitarlas al martirio
despertarlas a lo que nunca les fue ajeno.
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Ser el veneno del veneno
provocarlas hasta la furia
recrudecer el dolor
para conocerlo mejor.
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Y así, quizás,
encontrarle la vuelta
saber que no es cierta
la amargura de algún dios.
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Si la poesía solo es una herida
las palabras, la sangre
el mundo es lo que se abre,
el cuento lo que se olvida.
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Si es que no hay quien imagina
que un beso también es una herida
entonces voy solo a contarles
lo que escribí ayer en la otra esquina.
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